PRIMERA ESTACION
Jesús es condenado a muerte

Todos: "Te adoramos Cristo y te bendecimos/ Pues por tu santa Cruz redimiste al mundo".

Leemos el Evangelio de San Mateo:Jesús compareció ante Pilato. Le pregunta al pueblo: ¿a quién quieren que ponga en libertad? El pueblo responde: ¡a Barrabás!

Reflexionamos: ¡Cuántas veces, quizá por conveniencia, para no quedar mal o por puro interés, tomamos parte en alguna crítica, calumnia, habladuría o juicio contra una persona, sin conocerla ni saber sobre los hechos, y nos ponemos como jueces. Creemos que algo es verdad porque muchos lo dicen y no somos capaces de buscar la verdad por nosotros mismos. Hoy nuevamente se repite el juicio a Jesús, al Jesús que vive en mis hermanos, amigos, vecinos, conocidos, en el que ahora tengo a la par, cuando hablamos o criticamos a ellos sin conocer nada de ellos. Por nuestra falta de valentía, de compromiso cristiano, estamos creando un mundo sin verdad para nuestros hijos.

Todos: Padrenuestro, tres Avemaría y Gloria.

SEGUNDA ESTACION
Jesús carga con la cruz

Todos: "Te adoramos, Cristo y te bendecimos ...".

Evangelio según San Juan: "Tomaron a Jesús, y Él cargando con su cruz salió hacia el lugar llamado Calvario, que en hebreo se llama Gólgota".

Meditamos: Jesús carga la cruz que nosotros le fabricamos y asume nuestros pecados, los hace suyos y empieza a caminar por la vía dolorosa. ¿Soy capaz de hacerme cargo del otro a imitación de Jesús? ¿Soy capaz de ayudarlo a que salga del error? ¿O creo que no es tarea mía? Así como Dios Padre se hace solidario con el hombre y envía a su Hijo Jesús para redimirlo, también es tarea mía hacerme solidario con el otro, y no tan sólo en lo material sino principalmente en lo espiritual. Hoy vemos el ataque a la familia, a los jóvenes que abrazan el alcoholismo, la drogadicción, la prostitución, y quizá nos resulte indiferente como les resultó indiferente Jesús a los de aquella época. Señor: haz que no quede indiferente ante la necesidad de mis hermanos.

Padrenuestro, tres Avemaría y Gloria.

TERCERA ESTACION
Jesús cae por primera vez

Todos: "Te adoramos Cristo y te bendecimos ...".

Del Libro de los Salmos: "Pero yo soy un gusano, no un hombre; la gente me escarnece y el pueblo me desprecia; los que me ven, se burlan de mí, hacen una mueca y mueven la cabeza, diciendo: 'confió en el Señor, que Él lo libre; que lo salve si lo quiere tanto'".

Meditamos: "Aquí estamos Señor al costado del camino, te seguimos insultando, despreciando. El peso de la cruz no es el del madero sino sobre todo el de los pecados del mundo. Aquí estamos los que te dábamos la bienvenida en la entrada triunfal en Jerusalén, los mismos a quienes nos diste de comer con dos peces y cinco panes. ¡Cuántos hermanos nuestros caminan junto a nosotros y son desconocidos y rechazados! Quizá Señor la piedra que te tiré te hizo tropezar. ¿Cuántas veces fui la piedra donde tropiezan mis hermanos?

Señor, que yo sea una piedra viva que sirva para edificar tu templo y no una piedra que lo destruya.

Padrenuestro, tres Avemaría y Gloria.

CUARTA ESTACION
Jesús encuentra a su madre

Todos: "Te adoramos Cristo y te bendecimos ..."

Evangelio de Lucas: "Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: "este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción. ¡Y a ti misma una espada te atravesará el alma! A fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones".

Reflexionemos: María, vos nos das a tu Hijo para nuestra salvación y nosotros lo crucificamos. Ese niño que vos acunaste en tus brazos hoy camina por la vía dolorosa desfigurado por los azotes. Lo mismo sucede con nosotros, a causa del pecado. Una sociedad que por haber perdido el sentido de Dios no vive los verdaderos valores cristianos. Ahí va tu Hijo, Madre, cargando la cruz y nadie sale a su encuentro porque es un signo de contradicción para nosotros, que preferimos acomodarnos a los valores que nos brinda el mundo. Madre, confórtanos en nuestras luchas para que nosotros también podamos confortar a los demás.

Padrenuestro, tres Avemaría y Gloria.

QUINTA ESTACION
El cireneo ayuda a Cristo con la cruz

Todos: "Te adoramos Cristo y te bendecimos ..."

Evangelio de San Marcos: "Obligaron a uno que pasaba, a Simón de Cirene, que volvía del campo, el padre de Alejandro y de Rufo, a que llevara su Cruz".

Reflexionemos: Señor, ¿en cuántas ocasiones veo la injusticia, el atropello y el abuso y paso de largo siguiendo mi camino, o quizá me resisto a ayudar como lo hizo el cireneo en un primer impulso? Pero lo más grave aún es que veo a diario todo eso y no soy capaz de ayudar, me tienen que obligar a hacer el bien. La caridad brota del verdadero encuentro del hombre con Jesús Resucitado, de manera que hasta que el hombre no se encuentre con Cristo no va a cambiar nada en su vida, seguirá encerrado en su egoísmo y en su individualismo. Señor, que nunca nos obligue el temor, sino que siempre nos mande el amor, el amor a vos, presente en nuestros hermanos. Ayúdanos a ser esos cireneos que alienten, consuelen y conforten a los demás.

Padrenuestro, tres Avemaría y Gloria.

SEXTA ESTACION
La Verónica limpia el rostro de Jesús

Todos: "Te adoramos Cristo y te bendecimos ..."

Evangelio de San Marcos: "Yo os aseguro: dondequiera que se proclame la Buena Nueva, en el mundo entero, se hablará también de lo que esta ha hecho para memoria suya".

Reflexionemos: En medio de las burlas y las risas un alma se compadece y toma la actitud y el coraje de acercarse a vos, Señor. Solamente los que tienen el coraje de mostrarse como cristianos ante un mundo pagano dan testimonio de Ti. Habiendo tantos hombres, sólo una mujer se abre paso entre la muchedumbre y llega a limpiar tu rostro. La ha movido el amor y la compasión que se transformó en valentía. Hoy pasa algo parecido, muchos creen que la religión es sólo cosa de mujeres, sin embargo Tú te entregas por toda la humanidad. Cuánto bien haría a una familia y a una sociedad que los hombres sean también transmisores de la fe. Señor, así como dejas grabado en la toca de la Verónica tu rostro, grábalo en nuestros corazones.

Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria.

SEPTIMA ESTACION
Jesús cae por segunda vez

Todos: "Te adoramos Cristo y te bendecimos: ..."

Del libro de Isaías: "Al ser maltratado, se humillaba y ni siquiera abría su boca: como un cordero llevado al matadero".

Meditemos: Señor caes nuevamente, fruto de los golpes, empujones, latigazos... La cruz ya se hace insostenible. Tu cansancio no es solamente físico sino que mis pecados también pesan en tu alma, y caes, Señor. Caes para que yo me vuelva a levantar porque tú sabes que si yo caigo quedaré hundido en el fracaso, en la desesperación, en la pereza, en la tristeza, en la tibieza. Caes Señor, para que esta comunidad no caiga, sino que fortalecida por Tu gracia luche por defender los valores. Señor, que siempre busquemos Tu gracia para levantarnos y ayudar a otros hermanos a que lo hagan también. Señor, danos la fortaleza de soportar con humildad las contradicciones de la vida.

Padrenuestro, tres Avemarías y Gloria.

OCTAVA ESTACIÓN
Jesús consuela a mujeres de Jerusalén

Todos: "Te adoramos Cristo y te bendecimos ..."

Evangelio de San Lucas: "Le seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y se lamentaban por Él. Jesús, volviéndose a ellas, dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos. Porque llegarán días en que se dirá: ¡dichosas las estériles, las entrañas que no engendraron y los pechos que no criaron!"

Reflexionemos: Señor, con tanto dolor, desprecio y cansancio tienes la delicadeza de pararte a consolar a las mujeres que lloran por tu Pasión, pero hay algo peor y es el pecado que nos aleja de Ti. Porque el pecado nos ciega, nos entristece y deprime. Por el pecado a veces no le encontramos sentido a la vida, que es un regalo de Tu infinito amor. El pecado nos aleja de un Dios Padre que nos creó para la felicidad, pero nosotros nos contentamos con placeres pasajeros y desdeñamos la verdadera felicidad. Señor, aparta de nosotros lo que nos aleja de Ti.

Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria.

NOVENA ESTACIÓN
Jesús cae por tercera vez

Todos: "Te adoramos Cristo y te bendecimos ... "

Del libro de los Salmos: "Mi garganta está seca como una teja y la lengua se me pega al paladar".

Reflexionamos: Ya casi no queda nada de fuerza, el agotamiento está llegando al límite y caes nuevamente, pero esta caída Señor es muy fuerte porque tu rostro va a dar en la tierra. Nada hace suponer que eres Dios, como dijo el Profeta Isaías, ahí estás tendido, verdadero hombre y verdadero Dios. Aún esta caída no te impedirá cumplir con la voluntad de tu Padre, la salvación de las almas. Ojalá el hombre descubra el verdadero valor de su alma. Nosotros también caemos en la vida y llegamos a sentir el fracaso, ayúdanos a entender que el cristiano no fracasa, sino que adquiere experiencia, y que sólo en Ti encontrará la fuerza necesaria para levantarse y seguir caminado. Tú te levantas y sigues porque sabes que al final del camino te esperan los brazos amorosos de tu Padre. Enséñanos a imitarte.

Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria.

DECIMA ESTACIÓN
Jesús es despojado de sus vestiduras

Todos: "Te adoramos Cristo y te bendecimos ..."

Evangelio de San Juan: "Los soldados tomaron sus vestidos, con los que hicieron cuatro partes, una para cada soldado, y la túnica. La túnica era tejida de una pieza de arriba abajo. Se dijeron: 'no la rompamos; echemos a suerte a ver a quién le toca'. Para que se cumpliera la Escritura: 'Se han repartido mis vestidos, han echado a suertes mi túnica'".

Meditemos: Llegaste, Señor, al calvario; pronto redimirás a toda la humanidad. Ya te hemos quitado todo; pero todavía, no conformes, te despojamos de tus vestiduras. Como los soldados, yo también despojo de la buena fama y nombre a mis hermanos hablando de ellos, murmurando, criticando, juzgando sin conocer los hechos o aún conociéndolos ¿Quién soy yo para juzgar? Hay un solo juez y ese eres Tú. Recuérdanos Señor, con la dignidad que hemos sido revestidos el bautismo, para rechazar todo lo que atente contra nuestra salvación y vivir con pureza de corazón.

Padrenuestro, tres Avemaría y un Gloria.

11° ESTACIÓN
Jesús es clavado en la cruz

Todos: "Te adoramos Cristo y te bendecimos: ... "

Del Evangelio según San Mateo: "Al mismo tiempo que a Él, crucifican a dos ladrones, uno a la derecha y otro a la izquierda. Los que pasaban por allí le insultaban diciendo: Tú que destruyes el Santuario y en tres días lo levantas, ¡sálvate a ti mismo si eres Hijo de Dios!

Reflexionemos: Los insultos y los maltratos están llegando a su fin. Te sujetan a la cruz con tres clavos que traspasan tus sagradas manos y tus benditos pies, que llevaron el mensaje de salvación a toda la Palestina. Señor, con tu Pasión nos enseñas a relacionar todo dolor con la Cruz, entonces este dolor no queda estéril, sino que el dolor tiene valor de redención. La Cruz, Señor, siempre estuvo y estará relacionada con la vida del cristiano, porque no se puede separar la Cruz de la gloria, es imposible acercarse a vos, Señor, sin pasar por la Cruz, como Tú pasaste por la Cruz para llegar al Padre Eterno.

Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria.

12° ESTACIÓN
Jesús muere en la cruz

Todos: "Te adoramos Cristo y te bendecimos ..."

Evangelio de San Juan: "Junto a la Cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien amaba, Jesús le dijo: 'Mujer aquí tienes a tu hijo'. Luego dijo al discípulo: Aquí tienes a tu madre".

Reflexionemos: Ahí estás Señor, colgando de la cruz, expuesto a la risa y a la burla, entre dos ladrones. Hasta último momento te preocupas por nosotros, y nos dejas a tu Madre como Madre nuestra. Madre que siempre estará con nosotros, en especial en los momentos de dolor, crisis, lucha y tribulación. ¡Cuánto nos enseña tu pasión! De todos tus amigos hay uno que te acompañó en las buenas y en las malas, ahí es donde descubrimos a los verdaderos amigos. María Magdalena no tiene miedo de mostrarse junto a vos. Danos Señor la gracia de acercarnos a la reconciliación. Señor, que tu muerte no quede infecunda.

Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria.

13° ESTACIÓN
Jesús es bajado de la Cruz

Todos: "Te adoramos Cristo y te bendecimos ...".

Evangelio de San Lucas: "José (de Arimatea), hombre recto y justo (...) fue a ver a Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Después de bajarlo de la cruz, lo envolvió en una sábana (...)".

Reflexionemos: El sacrificio redentor se renueva cada vez que se celebra la misa, donde vuelves a ofrecerte al Padre Eterno. Ayúdanos, Señor, a tomar conciencia del amor y del sacrificio que Tú has hecho para salvarnos. Santísima Virgen, es aquí donde se cumple la profecía de Simeón cuando dijo que una espada atravesaría tu corazón. Qué mayor dolor puede haber para una madre que recibir en sus brazos a su hijo muerto. Ese hijo que acunaste, viste crecer y trabajar con su padre adoptivo San José, a quien arrancaste el primer milagro en las bodas de Caná. Te rogamos, Madre, que consueles a todas las madres que han perdido a sus hijos, a las que sufren por ellos concédeles fortaleza para seguir luchando.

Padrenuestro, tres Avemaría y Gloria.

14° ESTACIÓN
Jesús es colocado en un sepulcro nuevo


Todos: "Te adoramos Cristo y te bendecimos ...".

Evangelio de San Juan: "Tomaron entonces el cuerpo de Jesús y lo colocaron en una tumba nueva, en la que todavía nadie había sido sepultado..."

Reflexionemos: Señor, a veces somos esos sepulcros de piedra, tan duros que no nos dejamos transformar por Tu amor. Cuántas veces recibimos la Eucaristía con frialdad, como si vos no estuvieras en la Hostia. Tenemos el corazón lleno de mezquindad, amor propio, orgullo, soberbia, engaño, hipocresía. Estamos tan llenos de nosotros mismos que no hay lugar para vos, Señor. Enséñanos a ofrecerte un corazón nuevo, purificado de todo vicio y pecado para que Tú seas el dueño de nuestras vidas.

Padrenuestro, tres Avemaría y Gloria.

Credo y Oración final: "Oh Dios que quisiste santificar el estandarte de la Cruz salvadora con la sangre preciosa de tu hijo, te rogamos nos concedas que los que se honran con la misma Santa Cruz gocen siempre y en todas partes de tu protección. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén".